viernes, 20 de diciembre de 2013

Fin de cuatrimestre

Ayer finalicé las clases por este cuatrimestre. Una vez más intenté - el alumnado valorará si lo logré o no - transmitir unos valores que considero que no debemos renunciar: el derecho a pensar, el derecho a discercir y discrepar, el derecho a ser diferente.

El reto, este año, era importante un grupo de biosanitarias-os (enfermería, farmacia, biología) hablando sobre la mamilia, la sociedad y la educación. Cual pude ser su papel futuro como docentes entre un alumnado (la clientela, les decía yo) con el cuan se encontraran. Hemos hablado de inmigración, hemos hablado de los diversos modelos familiares y por supuesto, me he puesto pesado, como siempre, con el tema del género.

Ayer, en la evaluación que les rogue me hicieran, una alumna me dijo que con esta asignatura se había dado cuenta de lo importante que era la igualdad de género en todas las áreas de la vida.  

Bueno, misión cumplida, el barco ha llegado ya a puerto.


viernes, 13 de diciembre de 2013

viernes, 6 de diciembre de 2013

Las mujeres tal, los hombres cual y viceversa ¿hasta cuándo la misma cantinela?

Seres cortados Hedwig

El mito de los seres cortados

Confundir los sexos con los modos a través de los cuales estos se expresan resulta un error casi inaceptable ya. El hecho de que sea un error pandémicamente extendido no lo hace menos error, sino más nocivo si cabe.
Muestras de estos errores los vemos (por desgracia) a diario en, por ejemplo, la investigación científica actual cuando se desprenden conclusiones del tipo: Los hombres A, las mujeres B o también Las mujeres más A que los hombres o viceversa.
Conclusiones que básicamente sirven (y mucho) para la “guerra de los sexos” (en ambos lados) y que aportan más bien poco para su convivencia (que curiosamente es lo que los sexos más suelen decir que desean).
 Errores y conclusiones que provienen, entre otras cosas, de seguir pensando la humanidad en clave dimórfica (o binaria, como gusta decir más) y no intersexual.
Este equívoco ha sido disipado desde finales del siglo XIX y principios del XX gracias a autores tan relevantes como Havelock Ellis, Magnus Hirschfeld y Gregorio Marañón, en lo que se ha venido a formular como la Teoría del continuo de los sexos.
Sin embargo, el empeño en ignorar su corolario roza ya la tozudez extrema: hombres y mujeres estamos hechos de lo mismo, solo que cada sujeto sexuado posee su peculiar y única combinación de rasgos masculinos y femeninos.
Si desde hace más de cien años se sabe que no existe rasgo alguno sobre el que poder decir “Las mujeres (¿todas?) tal” o “Los hombres (¿todos?) cual”, ¿qué se gana (y sobre todo, quiénes ganan) insistiendo en esa vía?
(Texto ampliado del publicado originalmente en el facebook de Samuel Díez, 25 de Febrero de 2013)

martes, 26 de noviembre de 2013

III Jornadas sobre investigación sociolaboral

Presentación de ponentes en las III Jornadas de Investigación Sociolaboral.
Primera sesión, 25 de noviembre de 2013: Herramientas específicas para la investigación sociolaboral



jueves, 14 de noviembre de 2013

EL FEMINISMO NO SÓLO ES CUESTIÓN DE MUJERES. El MACHISMO NO ES SÓLO CUESTIÓN DE HOMBRES.

Si vives el machismo peleas por nada. Es como la selva, ¿entendés? Crees que el más fuerte sobrevive, pero al final todos mueren. 

Humberto Urbina Mendoza, ex-pandillero



La lucha feminista no es sólo cuestión de mujeres, dado que el machismo afecta también a los hombres en cierta medida, ya sea porque discrimina a los no-heterosexuales, porque promueve una masculinidad represiva o porque impone patrones exagerados para el hombre promedio, como el ser héroe, poderoso, rico, invulnerable, genitalmente infalible y dominante.


En ese sentido, aun cuando el machismo sea una herramienta de dominio del hombre sobre la mujer, el dominador termina siendo presa de su dominio, de modo que el hombre machista sufre su propio machismo, esto es evidente con el concepto de “puto” que se usa para discriminar a todo hombre que muestre sensibilidad, pero también se utiliza bajo cualquier pretexto como adjetivo descalificativo. 


Por otra parte, el machismo también está en las mujeres, ya sea porque educan a sus hijos en esa lógica o porque su conducta avala y promueve al machismo, es decir, no podemos tomar una postura paternalista que asuma a las mujeres como simples víctimas del machismo, dado que tienen cierta responsabilidad en la reproducción de nuestra cultura patriarcal.


Además, existen posturas que pretendiendo combatir el machismo logran el efecto contrario, por ejemplo, aquellas que creen dominar a los hombres con sus encantos y atributos, no hacen otra cosa que jalar de las cadenas a las que están atadas, es decir, un verdadero combate al machismo no radica en jugar con la feminidad impuesta culturalmente, sino en romper con dichos esquemas. Dicho de otro modo, una mujer no se libera cuando es una “cabrona” (aquella que manipula a los hombres con sus atributos y máscaras), sino cuando es una “bruja” (aquella que no requiere de un hombre o de patrones machistas para realizarse como persona). 


Del mismo modo, la única forma en que el hombre puede combatir el machismo que también sufre, será tomando una postura feminista, que consiste en solidarizarse con la emancipación de la mujer, así como en transformar su actitud y comportamiento con las mujeres y con los mismos hombres, de modo que sea capaz de forjar relaciones igualitarias y emancipadoras. 


CONCLUSIÓN


Hemos visto que el feminismo es una postura política que busca la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, así como combatir al machismo como una forma de dominación y opresión de género. 


En ese sentido, el feminismo busca una transformación radical de la sociedad, donde no exista una maternidad impuesta, una feminidad o masculinidad excluyentes, un amor ilusorio y violento, una heterosexualidad impositiva, una feminización de la pobreza y sobre todo relaciones humanas exclusivamente de subordinación y dominación.


Por el contrario, el feminismo tiene como meta la emancipación humana, donde cada mujer y cada hombre pueda desarrollar plenamente su humanidad, decidiendo libremente su maternidad o paternidad, su feminidad o masculinidad, su forma de amar y su orientación sexual, disfrutando de una vida digna y sobre todo disfrutando de relaciones igualitarias.

31 de mayo de 2013 




LO QUE NO ES EL FEMINISMO  por MAURICIO DIMEO



BIBLIOGRAFÍA


Fontenla, Marta. (2008) “Patriarcado” en GAMBA, Susana (Coord.) Diccionario de estudios de género y feminismos, Biblos, Buenos Aires.



González, Amador (2011). En México las mujeres ganan 20% menos que los hombres: BM. En La Jornada. Consultado el 19 de mayo de 2013 en: http://www.jornada.unam.mx/2011/09/19/economia/034n1eco


Herrera Gómez, Coral. (2012). “La violencia de género y el amor romántico” en Pikara Magazine.  Consultado el 21 de mayo de 2013 en: http://www.pikaramagazine.com/2012/11/la-violencia-de-genero-y-el-amor-romanticocoral-herrera-gomez-expone-que-el-romanticismo-es-el-mecanismo-cultural-mas-potente-para-perpetuar-el-patriarcado/


Lamas, Marta (Comp.) (1996). El género. Programa universitario de estudios de género, UNAM. México.


Mogrovejo, Norma (2013). La feminidad, construcción perversa de la masculinidad. Consultado el 19 de mayo de 2013 en: 

http://normamogrovejo.blogspot.mx/2013/01/la-feminineidad-construccion-perversa.html


P. Fernando. (2013) “La homosexualidad en animales” en Ojo científico. Consultado el 22 de mayo de 2013 en:

http://www.ojocientifico.com/4247/la-homosexualidad-en-los-animales

https://www.facebook.com/notes/mau-dimeo/lo-que-no-es-el-feminismo/570611776323054

Fuente: http://mujerdelmediterraneo.blogspot.com.es/2013/11/el-feminismo-no-solo-es-cuestion-de_7.html?spref=fb

sábado, 9 de noviembre de 2013

Las Alas de la Vida

Una película imprescindible para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad....





Los hombres que participan en la crianza de sus hijos viven mejor

EL PAIS - CIENCIA
Emol/GDAmié nov 6 2013 19:13

Una paternidad activa evita la depresión, el consumo de alcohol y hace que ellos sean más productivos en el trabajo. Sin embargo, los mismos padres lo ven como algo poco valorado.
"Dos son mejores cuidando que uno", dijo Gary Barker, psicólogo infantil y director de la ONG Promundo, coordinador de la investigación internacional IMAGES (International Men and Gender Equality Survey) y expositor en el Seminario Paternidad, Cuidado y Corresponsabilidad, realizado esta semana en Santiago de Chile.
"Hemos visto que los hombres que han sido padres y que están viviendo algunos años con sus hijos, viven por más años, tienen menos ausencias en el trabajo y son más productivos. Eso deberían saberlo las empresas cuando se habla del tiempo de postnatal. Los padres son más felices y tienen una vida más equilibrada", señaló Barker.
Además, según el psicólogo, tienen menos abuso de alcohol y mejor salud mental. "Es decir, los padres que relatan más participación en los cuidados del hijo tienen menos riegos de depresión y suicidio, junto con una menor participación en actos criminales".
Sin embargo, a los hombres aún les cuesta asumir un rol activo en el cuidado diario, que vaya más allá de jugar y ponerles las reglas a los hijos. No haber tenido un modelo es una de las causas.
"En un estudio que hicimos con hombres cuidadores principales de sus hijos en México, Chile, Brasil, Sudáfrica e India, ellos relataban que no sabían cómo hacerlo. Que no tenían referentes de papás ni de otros hombres que hayan tenido este rol. Además, muchos estaban preocupados de si sus hijos los veían como hombres de verdad".
Por otro lado, la mayoría consideraba que era un trabajo poco valorado, "aunque también veían que cuidar a sus hijos era un camino para tener relaciones de amistad y amorosas más profundas. Esta labor les abría un canal", agregó Barker.
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El psicólogo Francisco Aguayo, director de centro EME, dedicado a temas de masculinidad, equidad de género y organizador del seminario, coincidió con Barker y explicó que en la crianza el discurso suele estar centrado en las madres. Sin embargo, salvo la lactancia, en todo lo demás puede participar el padre.

Los niños-as opinan sobre el matrimonio igualitario


lunes, 28 de octubre de 2013

¿Cómo se siente una persona?


Este artículo es una traducción del portugués del texto "Como se sinte uma mulher" escrito por la brasileña Claudia Regina para la revista virtual para hombres "Papo de Homens", publicado el 22 de Mayo de 2013. El texto fue leído por más de 600.000 mil personas en menos de 2 días y tuvo más de 3.200 comentarios que tuvieron que ser bloqueados por la página ya que estaban sobrecargando el servidor.

Un texto para reflexionar sobre cómo actuamos con las mujeres, qué es la violencia más allá de la explícita, qué podemos cambiar a nuestro alrededor con las mujeres que nos rodean y con nosotras mismas.

Si quieres saber más de la autora, estas son sus páginas:

http://claudiaregina.com/http://blog.claudiaregina.com/


Gracias al Blog de Matina por su traducción y difusión.

"Pasó ayer. Salgo de aeropuerto. En una caminada de diez metros, solo veo hombres. Taxistas afuera de los carros conversando. Funcionarios con camisetas “¿Puedo ayudar?”. Un hombre con corbata, su maletica y el celular en la mano. Hombres diversos, regados en esos 10 metros de camino. Al andar esos diez metros, me siento como una gacela paseando entre leones. Soy mirada por todos. Medida. Analizada. Mi cuerpo, mis nalgas, mis senos, mi cabello, mis zapatos, mi barriga. Todos están mirando.

Autorretratos de Claudia Regina, la autora del texto.

Pasó cuando yo tenía 13 años. Practicaba un deporte todos los días. Salía del centro de entrenamiento y caminaba alrededor de 2 cuadras hasta la parada del bus a las seis de la tarde. Caminaba por el corredor casi vacío al lado de una gran vía. De esas caminadas me acuerdo dos momentos memorables de esta violencia urbana. Carros que pasaban más lento a mi lado, y adentro se oía una voz masculina: “¡Estás buena!”. Hombres solos que cruzaban el corredor, miraban para atrás y decían: “Que delicia”. Yo tenía 13 años. Usaba pantalones largos, tenis y camiseta.

Ahora multiplique eso por todos los días de mi vida.

Sé que para los hombres es difícil entender como eso puede ser violencia. Nosotras mismas, mujeres, nos acostumbramos y dejamos eso así. Nosotras nos acostumbramos para poder vivir el día a día.

Estos días, estaba sentada en la playa viendo el mar, y de él salió una joven. Pasó por el lado de un tipo que le dijo algo. Ella se alejó y caminó en dirección a mí. Le dije “Buenas noches”, ella dijo que el agua estaba deliciosa y hablamos un poco. Le pregunté si el tipo le había dicho alguna estupidez. Ella me dijo: “Sí, pero estamos tan acostumbradas ¿Cierto? Ignoramos esas cosas automáticamente”

El privilegio es invisible. Para el hombre sólo es posible ver el privilegio si hay empatía. Intente imaginar un mundo donde, por cinco mil años, todos los hombres fueran subyugados, violentados, asesinados, limitados, controlados. Intente imaginar un mundo donde por cinco mil años, sólo mujeres fueran científicas, físicas, jefes de policía, matemáticas, astronautas, médicas, abogadas, actrices, generales. Intente imaginar un mundo donde por cinco mil años ningún representante de su género haya sido destacado, en la televisión, en el teatro, en el cinema, en el arte. En la escuela, usted aprende historia hecha por mujeres, la ciencia hecha por mujeres, el mundo hecho por las mujeres.


En su texto “Una habitación propia”, Virginia Woolf describe por qué sería imposible para una hipotética hermana de Shakespeare escribir de forma genial como él. Woolf dice:
"Cuando leemos sobre una bruja siendo quemada, una mujer poseída por demonios, una sabia mujer vendiendo hierbas [...] creo, que estamos viendo a una escritora perdida, una poetisa anulada" [1]
Desde el inicio del patriarcado, hace 5 mil años, las mujeres no tuvieron libertad suficiente para ser científicas o artistas. Woolf explica:

"La libertad intelectual depende de cosas materiales. [...] Y las mujeres siempre han sido pobres, no sólo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos." [2]


Aunque el mundo esté en proceso de cambio, todavía existen menos oportunidades y reconocimiento para que las mujeres y las minorías ejerzan cualquier ocupación intelectual. Lectores de una página en Facebook sobre ciencia todavía suponen que su autor es hombre y comentaristas de televisión no consideran las manifestaciones culturales que vienen de la favela como cultura de verdad. 

Es cierto: Hoy la vida es mucho mejor, principalmente para la mujer occidental como yo. Pero, aunque soy una mujer libre y exitosa, viviendo en una metrópolis cultural, todavía siento en la piel las consecuencias de estos cinco mil años de opresión. Y si usted quiere ver esa opresión, no necesita ir a los libros de historia. Sólo tiene que prender la televisión.

Rio de Janeiro, 2013. Una pareja es secuestrada en una van. Las secuestradoras se colocaron un strap-on sucio, oliendo a mierda y moho, y violaron al muchacho. Todas ellas, una a una, metían aquella picha enorme en el culo del joven, sin condón, ni lubricante. La novia, pobrecita, intentó hacer algo, pero la ataron y le dieron patadas y golpes.

Al ver la noticia, ¿Usted se coloca en el lugar de la víctima (que sufrió de las peores violencias físicas y psicológicas existentes) o en el lugar del que vio? Naturalmente cambie los géneros, la violencia real pasó con una mujer.

¿Cuántas violencias sufro sólo por ser mujer?


En la infancia no me dejaron ser scout por que eso no era cosa de niñas. Fui violada a los ocho años (Yo y por lo menos dos tercios de las mujeres que conozco y que usted conoce sufrieron una violación y probablemente no le contaron a nadie). Sufrí la adolescencia entera por no comportarme de manera femenina. Por no tener senos. Por no tener cabellos largos y lisos. Desde siempre tuve mi sexualidad reprimida por mi familia, por la sociedad y por los medios. Cualquier cosa que hiciera mal sería motivo para ser llamada de ociosa.

En uno de los primero empleos escuché que las mujeres no trabajan tan bien porque son muy emocionales y sufren de síndrome premenstrual (SPM). En otro empleo mi jefe me dijo que mi cabello estaba feo y me pagó un salón de belleza para ir hacerme el blower y estar más presentada para los clientes. Decidí que no quiero ser esclava de la depilación y soy mirada diariamente con asco cuando me pongo shorts o blusitas sin mangas. He usado muchos maquillajes sólo porque la televisión y la publicidad muestran mujeres maquilladas, y por lo tanto es muy común sentirnos feas de cara limpia. Usted, hombre ¿Sabe lo que es el maquillaje? Hay un producto para dejar la piel homogénea, uno para esconder ojeras, otro para esconder manchas, otro para dejar los cachetes colorados, otro para destacar las cejas, otro para destacar las pestañas, otro para colorear los párpados, otro para colorear los labios. ¿Cuántas veces pasó usted tantos productos en la cara sólo porque su jefe o su ‘primer encuentro’ lo van a ver feo con la cara limpia?

Cuando estoy en el metro procuro un lugar seguro para evitar que alguien me roce. ¿Usted hace eso? Cuando voy a reuniones de familia, me preguntan porque estoy tan flaca, y lo que hice con el cabello y si tengo novio. A mi primo, le preguntan qué está estudiando y en qué está trabajando. En la televisión el 90% de las propagandas me denigran. Casi ninguna película me representa o pasa el Test de Bechdel. Todas las mujeres son mostradas con ropa sexy, igual que las heroínas que se supone que deberían estar usando ropa cómoda para las batallas. Las revistas me enseñan que el objetivo en la cama es agradar al hombre.

Mientras usted, hombre, comparaba su pene con el de sus amiguitos, a mí, mujer, me enseñaban que masturbarse era muy feo y que si usaba faldas cortas no me estaba dando a respetar. ¿Cuánto tiempo me demoré para librarme de la represión sexual y convertirme en una mujer que le gusta tirar? ¿Cuánto tiempo me demoré para para soltarme en la cama y conseguir venirme, mientras varias de mis compañeras continúan preocupándose por si su pareja está viendo la celulitis o el gordito de la cintura y por eso no consiguen llegar al orgasmo? ¿Cuánto tiempo demoré para conseguir mirar una verga y tirar con la luz prendida? ¿Cuántas veces escuché mientras manejaba un “tenía que ser mujer”? ¿Cuántas veces usted cerró a alguien y escuchó "tenía que ser hombre"? Todo eso para, al final del día, ir a cenar a un restaurante y no recibir la cuenta cuando yo la pido, pues desde hace 5 mil años soy considerada incapaz. Y todo eso ¡Coño!, para escuchar que estoy exagerando, que ya no existe el machismo.

Eso es un resumen de lo que sufro o corro el riesgo de sufrir todo el día. Yo, mujer blanca, hétero, clase media. La negra sufre más que yo. La pobre sufre más que yo. La oriental sufre más que yo. Pero todas nosotras sufrimos del mismo mal: Ningún país del mundo trata a sus mujeres tan bien como a sus hombres. Ninguno. Ni Suecia, ni Holanda, ¡ni Islandia! En todo el mundo civilizado sufrimos de violencia, tenemos menos acceso a la educación, al trabajo o a la política.

En todo el mundo somos todavía hermanas de Shakespeare.
***
¿Y usted, lector hombre, cuando es abordado por un tipo de forma hostil en la calle, piensa “por favor, no se lleve mi celular” o “por favor no me viole”?

[1] Esta es una traducción literal del texto de Claudia Regina. La versión original de Virigina Woolf en inglés dice así: "When, however, one reads of a witch being ducked, of a woman possessed by devils, of a wise woman selling herbs, ...I think we are on the track of a lost novelist, a suppressed poet." y está disponible aquí. 
[2] Texto tomado de la traducción al español del texto original de Virginia Woolf hecha por Laura Pujol disponible aqui. La versión original en portugués dice así: “Liberdade intelectual depende de coisas materiais. … E mulheres foram sempre pobres, não por duzentos anos, somente, mas desde o início dos tempos."

sábado, 5 de octubre de 2013

Un manga con sabor a Jazz y nuevas masculinidades

Kaoru Nishimi es un adolescente apático que, desde que tiene memoria, ha sido transferido de escuela en escuela debido al trabajo de su padre, y por esta razón nunca ha podido hacer amigos. Sin embargo, tras su encuentro con Sentaro, un muchacho desenvuelto y aficionado al jazz, Kaoru comenzará a conocer más sobre este género musical, sobre la amistad, sobre el amor y sobre sí mismo.
Dos adolescentes conversan
Aunque a primera vista el argumento de Sakamichi no Apollon puede resultar, para muchos, simplón, repetitivo y hasta cursi; en realidad no es así por una sencilla razón: los personajes. La serie nos presenta un elenco bien surtido de personajes, cada uno de ellos con una psicología compleja, con sus respectivos dilemas, como cualquier ser humano.
Por otro lado, la química entre los personajes principales, Kaoru y Sentaro, no es instantánea, al contrario, comienzan su relación con el pie izquierdo. Ambos muchachos son polos opuestos: Kaoru es hijo único proveniente de una familia acomodada, gran amante de la música clásica y el piano; el cuál aprendió a tocar desde pequeño, es bajito y menudo, mientras que Sentaro es hermano mayor en una extensa familia; que tiene los recursos justos para vivir, es un amante empedernido del jazz y toca la batería, es alto y fornido y su fama de buscapleitos en la escuela lo mantiene alejado de sus compañeros.
Estos personajes tan distintos entre sí, cada uno con problemas personales y familiares, con sus defectos y virtudes, logran conectarse y trabar amistad al ritmo del jazz experimental. La conexión tan fuerte que poseen Sentaro y Kaoru con la música funciona, a su vez, como el vínculo que los une. Tan fuerte es su conexión que en ocasiones no necesitan hablar: se comunican a través de la música.



La conmovedora amistad entre estos dos adolescentes es, a mi parecer, el plato fuerte de la serie: Sentaro y Kaoru rompen con los esquemas de la masculinidad hegemónica  pues no temen hablar sobre sus sentimientos, compartir sus preocupaciones y ayudarse, desarrollando así una relación donde pueden entenderse a un nivel más íntimo. Mostrar el afecto que sienten el uno por el otro en público tampoco es un inconveniente: Sentaro a menudo abraza efusivamente a Kaoru, quien no se siente incómodo o avergonzado por ello.
En sólo 12 capítulos, y mientras escuchamos tonadas conocidas de Art Blakey, Chet Baker, Bill Evans y otros grandes artistas reconocidos del jazz,  Sakamichi no Apollon nos cuenta el paso de la adolescencia hacia la adultez de estos dos muchachos. Estoy segura que es una serie que encantará tanto a los amantes como a los no amantes del jazz.
+ Sakamichi no Apollon (Kids on the Slope). Director: Shinichiro Watanabe. Estudio de animación: Mappa. Año: 2012. Número de capítulos: 12. Basado en el manga de: Yuki Kodama.

Fuente:  http://soyunachicamala.wordpress.com/2013/10/04/amistad-a-ritmo-de-jazz/

jueves, 5 de septiembre de 2013

No a los machos alfa, sí a gozar junto a los 'nuevos hombres'

Por Coral Herrera Gómez*
Amo a los nuevos hombres. Me encantó el post de Rubén García Sánchez de hace unas semanas, que hablaba, en este mismo espacio, sobre ellos, y no me puedo resistir a contarles sobre mi fascinación. Yo supe de su existencia haciendo mi tesis doctoral: primero los descubrí en los libros, después los encontré en blogs y webs, en foros y redes sociales, y los sigo hoy cual fan enamorada.
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¿Y si ella toma la iniciativa y lo acuesta sobre su escritorio para hacerle lo que a los dos les place? (Getty Images)
No sé si esta nueva pasión es, en realidad, una extensión de mi complejo de Edipo, porque mi padre es un nuevo hombre. Mi madre se iba a la fábrica y mi padre, como era escritor, nos cuidaba a mi hermana y a mí. Él es un hombre de esos que cocina y lava platos, que cambia pañales y baña a los nietos, que va a la compra y hace lavadoras. Disfrutó mucho de la crianza de sus hijas, y nos educó para que fuésemos mujeres independientes y trabajadoras. De ahí mi amor hacia este padre tan hermoso, a la par que feminista. Los demás padres me parecieron siempre muy patriarcales comparados con el mío.
Creo que por este complejo de Edipo, el día que conocí a mi compañero me puso tan cachonda darme cuenta de que era un hombre nuevo también. Y al conocerle mejor me enamoré perdidamente. Mi chico es de esos hombres que no tienen problemas con su masculinidad, así que no tiene que estar todo el tiempo demostrando lo macho que es. Para mí es un lujo compartir la vida con este tipo de hombres porque se puede hablar estupendamente, ya que no tienen complejos de inferioridad que les empujen a machacarte para que no brilles, no se creen que eres de su propiedad, no te celan mientras cortejan a otras, no te mienten sin necesidad, no dependen de ti porque estén contigo, y lo están hasta que dejen de estarlo. Es decir, no se sienten "condenados" a estar contigo: son libres para quedarse a tu lado.
Los nuevos hombres tienen muchas otras ventajas, porque son más autónomos, se trabajan las emociones, se comunican mejor. No necesitan criadas y por eso no "ayudan" en casa, sino que asumen su responsabilidad total sobre las tareas domésticas y disfrutan de su paternidad. Para mí son tan atractivos porque no sufren tanto como los hombres tradicionales, son más creativos en la construcción de su identidad, y viven su masculinidad con más libertad y alegría. Supongo que es porque no se sienten tan presionados para mostrar su virilidad continuamente, como les sucede a los varones patriarcales.
Yo lo recomiendo mucho a mis amigas y amigos que se busquen hombres nuevos y se alejen de los machos alfa o de los romántico-atormentados, pero creen que los mitifico y que son tan pocos que ni existen. El día que me llamaron para participar en el Congreso de Masculinidades en Barcelona, el año pasado, me sentí muy afortunada por poder conocer a algunos en persona. Llamé a mis amigos y amigas solteras para contarles que iba a conocer a cientos de nuevos hombres, pero pensaron que iba a un congreso lleno de frikis queer. Así que fui sola al paraíso.
Salí de la burbuja barcelonesa de mujeres y hombres igualitarios creyendo que otras formas de ser, de estar y de relacionarse son posibles. Pude conocer de cerca todo el inmenso trabajo que están haciendo para desmontar la virilidad patriarcal, para transformar y mejorar sus relaciones con las compañeras, para reivindicar su derecho a disfrutar la paternidad, para luchar por los derechos de las mujeres y las niñas...
Malefeminist
'Igualdad de oportunidades: los hombres también pueden ser feministas', vía sexyfeminist.com
Son pocos aún, a menudo trabajan aislados, sin el apoyo de otros grupos feministas, pero están abriéndose camino. Estoy convencida, desde que viví aquel romance académico-festivo con los hombres igualitarios, de que no se puede empoderar a las mujeres sin trabajar con los hombres, y de que tenemos que hacerlo juntos, para poder acabar con la eterna batalla de género que divide a la humanidad en dos grupos.
La noche que nos despedimos, estuvimos hablando de estas y otras utopías románticas. Muchos me hablaron de su deseo de enamorarse de mujeres como ellos, despatriarcalizadas: "Yo sé que hay muchas nuevas mujeres, esas que no se frustran porque no somos el príncipe azul, que no huyen cuando lloramos, que nos aman tal y como somos, que no nos sienten enemigos, que saben disfrutar de la vida y del amor. ¡Brindemos para que se multipliquen y pueblen toda la faz de la Tierra, y brindemos por el amor igualitario!".
How-I-Met-Your-Mother-how-i-met-your-mother
Un macho alfa (o la voluntad de serlo: Barney/Neil Patrick) y dos 'hombres nuevos' (Ted/Josh Radnor y Marshall/Jason Segel) entre los personajes de la popular serie 'Cómo conocí a vuestra madre'.
Alzamos nuestras copas esperanzados, mientras me reía pensando en las utopías que se crean en los congresos a la hora de los tragos: por la mañana, deconstruyendo unos mitos y, por la noche, creando otros. Hay ratos en que pienso que estamos en el buen camino para despatriarcalizarnos todos juntos, para transformar los patrones sobre los que construimos nuestra identidad y nuestras relaciones, para poder querernos mejor. Otros días pienso que nos quedan siglos para poder liberarnos de las opresiones (ellos y nosotras) y reinventar las estructuras afectivas, sexuales y emocionales sobre las que tejemos nuestras relaciones.
Men-feminism
'Ey, chica: vamos a destrozar el patriarcado', vía urbanromanceonline.com.
Aunque queda mucho trabajo por hacer, creo que tiene sentido ir hablando de esta utopía romántica igualitaria porque supone una alegre reivindicación de la diversidad en la construcción de nuestras identidades y de nuestros afectos, y porque supone también honrar el derecho universal a querernos como nos plazca. Se me ocurre, además, que podemos aprovechar esto de ponernos a pensar en construir relaciones sanas y bonitas para aprender a disfrutar más de la vida y del amor.
¿Ustedes qué piensan?, ¿puede haber feeling entre un nuevo hombre y una nueva mujer, o sería demasiada la armonía?, ¿creen que estamos realmente preparadas para renunciar al tratamiento de reinas poderosas (y ellos, a ocupar el lugar de reyes absolutos) en las relaciones amorosas?, ¿tiene sentido pensar en esta utopía cuando tenemos aún inserto el patriarcado en vena, atravesando nuestro deseo y recorriendo nuestras emociones?

(*) Escritora y comunicadora española residente en Costa Rica. Doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual, con énfasis en Teoría de Género. Bloguera 'queer', su sitio es El rincón de Haika.

martes, 6 de agosto de 2013

Muerte por masculinidad

Sarah Hawkes, Kent Buse

30 July 2013

LONDRES – Los medios de comunicación constantemente informan sobre las maneras en que las actividades cotidianas pueden dañar nuestra salud. No obstante, quizás el riesgo para la salud mundial de más largo alcance, pero a la vez más desatendido, surge de las normas de género.

A pesar de la abrumadora evidencia que indica que los estereotipos y las expectativas basadas en el género pueden afectar negativamente a la salud, los problemas de salud relacionados con el género se ignoran o mal interpretan, y a menudo las organizaciones internacionales de salud constriñen los esfuerzos específicos de género a las mujeres o, aún de forma más estrecha, a únicamente las madres. Sin embargo, según información de la Organización Mundial de la Salud, en todos los países con excepción de tres países en el mundo (in all but three countries worldwide), las mujeres tienen una mayor esperanza de vida que los hombres, que llega hasta un máximo de siete años más, como es el caso en Japón, o por lo menos hasta un año más, como ocurre en los países más pobres del África subsahariana.

La mayor esperanza de vida de las mujeres se ha vinculado a las diferencias en la “predisposición biológica”, que se explican con teorías que van desde la protección que ofrece los niveles más bajo de hierro en las mujeres hasta la ausencia de genes “extra” que están presentes en el cromosoma “Y” de los hombres. Sin embargo, algunos de los factores más obvios que acortan la vida de los hombres se encuentran en un ámbito más común y silvestre, pero políticamente más sensible: en las diferencias entre los comportamientos que se consideran “apropiados” tanto para los hombres como para las mujeres, según lo dictado por la sociedad y reforzado por el mercado.

Los datos publicados el año pasado en The Lancet muestran que las diez principales enfermedades más graves a nivel mundial son más comunes en los hombres que en las mujeres, y con frecuencia por un amplio margen. Por ejemplo, los hombres mueren de cáncer de pulmón en un porcentaje que dobla al de las mujeres. Del mismo modo, las muertes y lesiones de tránsito y las discapacidades relacionadas con el alcohol son responsables por una pérdida de años potenciales de vida saludable en los hombres en un nivel que triplica al de las mujeres. Estas diferencias pueden explicarse en gran medida por el hecho de que los hombres están expuestos a más riesgos que las mujeres. Si bien puede haber un componente biológico que explica la propensión de los hombres a tomar de riesgos (sobre todo entre los hombres más jóvenes), las normas de género refuerzan las conductas de riesgo o insalubres al asociarlas con la masculinidad.

La comprensión y explotación de las normas de género ofrece beneficios comerciales. Debido a que las normas sociales en gran parte del mundo desalientan el consumo de tabaco y alcohol por parte de las mujeres, y, en casos extremos, desalientan que las mujeres conduzcan vehículos y motocicletas, los anunciantes en estos sectores tienden a centrarse en los hombres. Por ejemplo, los productores de bebidas alcohólicas son los principales patrocinadores de los deportes profesionales masculinos, pero rara vez patrocinan eventos deportivos femeninos.

Es más, los anunciantes suelen promover una filosofía que invita a “vivir rápido, morir joven” con el fin de alentar a los hombres a ignorar los riesgos para la salud inherentes a sus productos. A pesar de que tres de los “Hombres Marlboro” originales murieron de cáncer de pulmón, su espíritu machista perdura en la publicidad de los productos de tabaco en muchos países de bajos y medianos ingresos. Las diferencias en los resultados concernientes a la salud se exacerban aún más por la tendencia de las mujeres a utilizar con mayor frecuencia los servicios de atención de la salud en comparación con los hombres. Parte de este uso adicional se debe a las necesidades que tienen las mujeres en cuanto a planificación familiar o uso de servicios de atención prenatal, cuando están en la búsqueda ya sea de prevenir o de promover la reproducción. No obstante, incluso cuando se espera que el uso de los servicios de atención de la salud sea análogo, como por ejemplo en la atención de la salud de quienes
sufren de VIH/SIDA en África, las expectativas basadas en el género obstaculizan que los hombres VIH positivos obtengan medicamentos antirretrovirales de manera proporcional a sus necesidades.

A pesar de las normas de género están socavando claramente la salud de los hombres en todo el mundo, las principales organizaciones internacionales siguen haciendo caso omiso al problema o abordan únicamente los temas que están específicamente dirigidos a las niñas y mujeres al momento de elaborar estrategias para mejorar la salud mundial. La Iniciativa Mundial de la Salud (Global Health Initiative), por ejemplo, utiliza en Estados Unidos dinero de los contribuyentes para compensar las “desigualdades y disparidades relacionadas al género que de manera desproporcionada ponen en peligro la salud de las mujeres y las niñas”. Sin duda, las niñas y las mujeres tienen menos poder, son menos privilegiadas, y tienen menos oportunidades que los hombres en todo el mundo. Pero eso no justifica ignorar la evidencia. Después de todo, no se puede esperar que un abordaje que se centra en la mitad de la población que toma menos riesgos y utiliza los servicios de salud con mayor frecuencia elimine las desigualdades de género.

Hacer frente a las cargas sociales y económicas que se asocian al mal estado de salud –sobre todo las derivadas del envejecimiento de la población en muchos países – requiere de un nuevo abordaje para reemplazar al modelo desequilibrado e improductivo que prevalece actualmente. Es el momento de cambiar las normas de género que están minando la salud de los hombres por un énfasis social, cultural y comercial en estilos de vida más saludables para todos. Las normas de género no son estáticas. Las sociedades, las culturas y los mercados potenciales cambian. Por ejemplo, los patrones de consumo de alcohol en Europa están empezando a cambiar. Mientras que los hombres continúan bebiendo más – y más a menudo – que las mujeres, la frecuencia con la que los muchachos y muchachas informan encontrarse borrachos es ahora casi igual entre géneros. A medida que los mercados de Asia y África se abren, cambios sociales similares pueden sobrevenir, ya que los anunciantes de alcohol y tabaco buscan nuevos clientes. Tenemos que actuar ahora para alcanzar la justicia de género en el ámbito de la salud mundial.

Según el filósofo romano Cicerón: “Los hombres se asemejan a los dioses cuando dan bienestar a la humanidad”. La multimillonaria industria de la salud mundial parece haber cambiado la máxima de Cicerón, ya que se centra en “dar salud a las mujeres”. Sin embargo, hacer hincapié en la salud de un género socava la igualdad de género y hace que las iniciativas mundiales de salud pierdan el sentido, que es – o debería ser – mejorar los resultados concernientes a la salud para todos.

Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

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by-sarah-hawkes-and-kent-buse/spanish
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viernes, 2 de agosto de 2013

El macho veloz

Por: | 27 de julio de 2013
"Virilidad: era forzoso confirmar que nuestro sexo era aguerrido, valiente, destructor. Nos exigíamos no flaquear nunca. Ser impermeables al miedo, a la duda, al temblor".
Andrés Neuman, Una vez Argentina

Foto: Asssociated Press
La masculinidad patriarcal, que pese a los muchos cambios que también los hombres hemos ido experimentado en el siglo XX sigue siendo la dominante en los patrones culturales, se apoya en la construcción de una identidad que, a su vez, se ajusta como un aguante a las exigencias del mercado y a las reglas del capitalismo. Es decir, el hombre competitivo, obsesionado por el desempeño, que no desfallece ante los problemas, que se muestra ambicioso y autoritario, es el que tiene más posibilidades de alcanzar el éxito y, por supuesto, el que con toda seguridad seguirá ocupando las posiciones de poder político y económico. Un hombre amante del riesgo, que se pone a prueba a sí mismo de manera constante, que incluso desprecia su propia integridad física en nombre de la bendición de los pares, que no duda en lanzarse a aventuras de manera imprudente e irracional. El que demuestra su hombría, "que los tiene bien puestos", en competiciones deportivas, en demostraciones absurdas de su omnipotencia y en una permanente exigencia de heroísmo mediante la cual dejar claro en las fraternidades varoniles que él cumple las exigencias del pacto. Que puede ser reconocido como un igual y que, a su vez, está capacitado para ejercer poder, y por lo tanto violencia, sobre los más débiles: no sólo las mujeres sino también aquellos hombres que, traicionando las reglas patriarcales, son unas "nenazas".
De ahí que no nos debería extrañar la presencia masiva de hombres en deportes de riesgo, su participación en rituales 'tribales' donde demuestran su fuerza y sus ansias competitivas, el afán por ser dueños de un vehículo potente mediante el que mostrarse reyes del asfalto e incluso jugar a saltarse las reglas, lo cual será aplaudido y admirado por sus pares. Unos patrones en los que, no lo olvidemos, sigue educándose mayoritariamente a nuestros niños y jóvenes.
No hay más que repasar las líneas divisorias de los juguetes dirigidos a niños y a niñas, la publicidad que insiste en convertirlos a ellos en superhéroes y a ellas en princesas de cuento u observar con detenimiento como se comportan unos y otras en el patio del colegio. A lo que podríamos añadir, por si nos queda alguna duda, la publicidad mayoritaria de automóviles que insisten en la seducción de la velocidad y en la conversión del coche casi en un atributo erótico del hombre que se siente orgullo de serlo. Baste con recordar el anuncio de hace unos meses en el que el chico protagonista hablaba con orgullo de sus posesiones, entre las que estaban un maravilloso apartamento, una chica espectacular y, claro, el cochazo que parecía ser un factor ineludible en sus logros como macho que se hace respetar.
Por todo ello, no nos debería sorprender lo que publican muchos periódicos en torno a Francisco José Garzón Amo, el maquinista que al parecer estaba al mando del Alvia 151 cuando descarriló a tres kilómetros de Santiago de Compostela. Sin entrar en el análisis de las posibles causas del accidente -para eso ya están los/as tertulianos/as que llevan días convertidos en expertos de este tipo de sucesos-, y por lo tanto de las responsabilidades que puedan derivarse desde el punto de vista penal, lo que me ha llamado la atención es lo que este individuo tenía publicado en su perfil de Facebook, el cual fue eliminado poco después de empezar a difundirse en los medios.
Según reflejan varios diarios, en dicho perfil había colgadas diversas fotografías y comentarios relacionados con la velocidad con la que manejaba un tren en fechas pasadas. En una de las imágenes, en la que se puede ver un velocímetro de tren que marca 200 kilómetros por hora, Garzón se jactaba de la velocidad. La foto está subida en marzo del 2012. Uno de sus amigos le advierte "chacho que vas a toda hostia frenaaaaaaa" y le comenta que "como te pille la Guardia Civil, te quedas sin puntos... jejeje". Garzón del Amo le responde en mayúsculas: "Qué gozada sería ir en paralelo con la Guardia Civil y pasarles haciendo saltar el radar, jejeje, menunda multa para Renfe... Jejeje".

El maquinista del tren de Santiago, escoltado por un policía, tras el accidente. Por Óscar Corral
 
Con independencia de que se trate de una broma más o menos privada, o un ejercicio desde mi punto de vista excesivamente irresponsable de la complicidad que se suele generar entre varones, lo más relevante de estas referencias, con independencia insisto de las responsabilidades que finalmente se dictamen judicialmente en el caso concreto que ha motivado estas líneas, es que dicho perfil nos da muchas pistas de cómo los hombres seguimos construyéndonos en unas dinámicas tremendamente perversas. Unas dinámicas que, en muchos casos, acaban teniendo consecuencias sobre los demás.
En este sentido, todas y todos deberíamos reflexionar por ejemplo sobre el coste social que tiene la pervivencia de un determinado modelo de masculinidad, que se traduce en violencia, en conductas de riesgo, en desprecio del diálogo. Incluso cabría analizar cuánto gasta, en términos puramente económicos, el Estado en reparar las consecuencias de ese modelo, el cual se traduce, y cito sólo tres ejemplos muy rotundos, en actividades delictivas, en accidentes de tráfico o en fracaso escolar. Es decir, debería ser una tarea urgente que las políticas de igualdad asumieran como uno de sus ejes esenciales la atención a la masculinidad, en el sentido de ir promoviendo una revisión del orden patriarcal y una construcción de lo viril de acuerdo con unos parámetros que no sólo nos harán más felices a nosotros sino que también redundarán en una sociedad más pacífica y con menos peligros para todos y todas.
El perfil del maquinista es un ejemplo más de cómo mucho de los males que nos siguen aquejando tienen que ver con la supervivencia de un patrón de lo masculino que provoca heridas en nosotros mismos y en quienes nos rodean. De ahí la urgencia de unas políticas que también nos miren a nosotros y de una revolución, la feminista, que acabe por fin instalando como valor social el heroísmo que supone asumir nuestra vulnerabilidad y la necesidad por tanto de relacionarnos tierna y cuidadosamente con los demás.

Publicado originalmente en:  http://blogs.elpais.com/mujeres/2013/07/el-macho-veloz.html

jueves, 25 de julio de 2013

Per Galicia i les seues meravelloses persones

Después del terrible accidente de Tren en Santiago de Compostela - Galicia sólo es posible llorar por los muertos y dedicarles, al menos, esta pequeña perla.... de Luar Na Lubre (Xove en Santiago)


sábado, 13 de julio de 2013

XI Congreso Español de Sociología 3



COMUNICACIÓN 3
EN CONSTRUCCIÓN: REDEFINICIÓN DE LA MASCULINIDAD ENTRE JÓVENES EN RIESGO. ¿UNA AVENTURA POSIBLE?.

Juan A. Rodríguez del Pino (Departamento de Sociología y Antropología Social) y Susana Marín Traura
(Departamento de Teoría de la educación) Universitat de València

 Resumen:
            ¿Los jóvenes caminan hacia la igualdad? ¿Cómo construyen su identidad dentro de un entorno social complejo? Nuestra hipótesis es que, a pesar de las dificultades de este contexto social, existen jóvenes que ensayan otras maneras de ser y esto queda reflejado en las formas de relación que establecen con el otro género y, especialmente, con su pareja (en el caso de que la tengan), aun cuando en su grupo de iguales continúen manteniendo actitudes estereotipadas.
            Atendiendo a estas cuestiones se ha llevado a cabo una investigación cualitativa. Para ello se ha tomado en cuenta una serie de entrevistas individualizadas, un cuestionario amplio, así como un grupo de discusión. Los participantes son jóvenes desescolarizados de entre 16 y 21 años, alumnos en un Programa de Capacitación Profesional Inicial (PCPI).
            Se ha observado si se están produciendo cambios en los modelos relacionales entre los géneros, cómo son esas relaciones, en qué medida lo masculino sigue definiéndose a partir de esquemas patriarcales dominantes... Todo ello valorando el contexto como una variable significativa. Es decir, en qué medida entre los jóvenes de entornos socialmente complejos -los denominados jóvenes en situación de riesgo de exclusión social-, se pueden generar cambios en su identidad de género.
            Las primeras conclusiones nos avanzan que aunque persisten conductas marcadamente estereotipadas, también se traslucen en los discursos más privados ciertos cambios de actitud y posicionamiento -sobre todo en lo que a los hombres hace referencia-, y que muestra diferencias clarificadoras con respecto a estudios previos.