viernes, 13 de septiembre de 2019

Participación en el Congreso Internacional: El Cuidado de personas mayores dependientes. Tarragona, 2019





Hombres cuidadores de personas dependientes adultas. Un reto para el siglo XXI. Experiencias en Valencia

La familia, como espacio de cooperación y solidaridad mutua, pone sus recursos en común para atender a los más débiles (niños y ancianos) (Gómez, Ripoll y Pachón: 2004), es por esa razón que cuando un miembro de la familia enferma, le afecta tanto al enfermo como al resto de los componentes familiares, traduciéndose en un conflicto que implica a todo al grupo familiar de una manera u otra.
Pero bien es sabido, el tema de los cuidados recae en las mujeres de forma generalizada (Comas, 2017), y más si cabe, cuando nos referimos al cuidado de personas adultas en situación de dependencia. Pero esto no significa que no existan hombres que cuiden de manera informal a un familiar adulto, más o menos, directo; un familiar adulto, más o menos dependiente.
Los cambios que en nuestra sociedad se han ido produciendo paulatinamente, implican que observemos en la actualidad dos aspectos sociales importantes: como son, primero, necesidad de promoción de autonomía y la atención a la dependencia, a la vista de la ley que la ampara (Ley 39/2006) así como el progresivo aumento de la población dependiente; y segundo, la feminización del rol de cuidadora, con las consecuencias que de eso se deriva (Carrasco, Borderías, y Torn, 2011). A lo largo del proceso de cambio, paulatino e imparable, se exige una mayor implicación de los hombres más allá del socorrido “te ayudo”. Puesto que la igualdad se logrará, -entre otras cosas- si el hombre se involucra en las tareas tradicionalmente realizadas por las mujeres. Tales como el cuidado de otros seres, de esta manera se puede ir paulatinamente deshaciendo el privilegio masculino y se puede recoger lo positivo que del hecho de cuidar se puede extraer. 
Con todo lo indicado, las motivaciones que tiene una persona para convertirse en cuidadora, poseen un componente social y un componente personal (Delicado, 2006). La posición tradicional en la estructura familiar es importante en la medida en que los individuos asumen expectativas normativas que les condicionan. El género y la posición familiar son determinantes en la configuración de estas expectativas.
En este sentido, desde la Universidad de Valencia entre agosto de 2016 y septiembre de 2017 se desarrolló un estudio financiado por el Ayuntamiento de Valencia. En esta investigación cuantitativa y cualitativa, se observó como perciben y ejercen el rol de cuidador, hombres que asumen de manera habitual esta función de cuidado. Así, conocer cuales eran los factores psico-sociales que rodean la acción de cuidar, identificar las resistencias y las barreras culturales (construcciones de género) que dificultan su implicación en el cuidado, identificando los posibles modelos emergentes, y finalmente detectar las consecuencias positivas que se pueden derivar al ejercer como cuidadores informales de personas dependientes adultas.