jueves, 8 de noviembre de 2018

Participación en el SEMINARIO INTERNACIONAL SOBRE GÉNERO, TRABAJO Y ENVEJECIMIENTO


Empleo, cuidado y personas mayores. Una situación imparable. Estado de la cuestión y líneas de futuro en España.
Ricard Calvo Palomares
Juan A. Rodríguez-del-Pino
Universitat de València

Según un reciente estudio realizado en la ciudad de Valencia (Rodríguez et Allí, 2017) La población de las grandes ciudades de España se está envejeciendo de manera constante. Dados los altos precios de la vivienda (Alquiler o hipoteca) la población que podría efectuar un recambio generacional en las ciudades, no lo hace, desplazándose a las zonas periféricas o a municipios del cinturón metropolitano.
La red de cuidado de las personas mayores, ha estado sustentado durante mucho tiempo por las familias (especialmente por las mujeres – hijas y esposas – del entorno familiar) de hecho La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de España, más conocida como «ley de dependencia», reconoce este esfuerzo por parte de las mujeres del entorno familiar, lo que denominamos “ cuidado informal”.
Pero la realidad es que, tal y como en el estudios antes comentado (Rodríguez et Allí, 2017), nos indicaba el personal de Servicios Sociales especializado en Dependencia, las trabajadoras sociales mayoritariamente, el sistema está completamente desbordado: Las familias se hacen cargo cada vez menos, y los servicios públicos de dependencias y personas mayores, no crece de la misma forma que crecen las necesidades a cubrir.
Hay, por tanto una demanda específica de recursos de cuidado, que va a ir a más, y que va a promover un desarrollo de empleos destinados a este sector.
Además la previsión es que esas necesidades se amplíen no sólo al cuidado de las personas mayores con más necesidad de cuidado, si no que se extenderá a lo que se ha venido en denominar “envejecimiento activo”, desde este punto de vista, “Mantener, prolongar y recuperar la funcionalidad física, mental y social por medio del autocuidado, ayuda mutua y autogestión, son los principales objetivos de este nuevo concepto, cuya misión es mejorar la calidad de vida de las personas mayores.”
Este concepto no es novedoso, puesto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió ya en 1999 al envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”. Dicho concepto fue adoptado como elemento clave en la segunda Asamblea Mundial del Envejecimiento, celebrada en Madrid, España, en 2002.
Esto va a requerir de nuevos servicios, más personal y una revisión en profundidad del concepto de ancianidad y sus necesidades, más allá del simple cubrir las necesidades básicas del individuo anciano.

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