Felipe G. Gil
20/05/2014
Hay que
asumirlo, el machismo es trending topic
con mucha frecuencia (Aviso: si ya estás iniciado o iniciada en las prácticas
feministas, lo que vas a leer a continuación te va a resultar obvio y
repetitivo. Si no lo estás, y además eres hombre heterosexual, abre tu mente,
porque me dirijo a ti)
Feminismo no es lo contrario que machismo
El machismo es un sistema de opresión
transversal que está inserto en nuestra sociedad como un cáncer lo está en un
cuerpo. Ese sistema opresor ha otorgado privilegios por defecto a los hombres
heterosexuales y ha oprimido a las mujeres, gays, transexuales, etc. Si eres
hombre heterosexual y leer esto te hace sentir incómodo, no te alarmes.
Escribirlo también me genera inseguridad. No porque no haya muchísimos
datos que corroboren esas afirmaciones (el machismo mata, no es un
eslogan, es una realidad constatada -" El varón,
arma de destrucción masiva", artículo de José Ignacio Torreblanca-)
sino porque eso me sitúa directamente dentro de ese grupo de personas. Formo
parte del grupo de los opresores y del grupo que arrastra ciertos privilegios
incluso si como individuo no lo deseas. ¿Ejemplos?
Estoy seguro de que en tu familia en
algún momento se ha vivido ese momento de la sobremesa en que algunos hombres
muestran cierta pereza para recoger la mesa y suelen ser las mujeres las que
diligentemente lo hacen. Estoy seguro de que alguna vez has ido en un vagón de
tren en el que hay en dos asientos contiguos un hombre y una mujer: el hombre
abre sus piernas a sus anchas e invade el asiento de la mujer y la mujer
permanece retraída físicamente. Estoy seguro de que alguna vez has visto como
juegan niños y niñas en los parques: los niños tienden a ser expansivos y
ocupan el espacio entero. Las niñas se agrupan y juegan en los márgenes de la
plaza. Por supuesto que existen muchas excepciones (estoy seguro de que habrá
hombres indignados señalando la generalización que suponen estos ejemplos;
también apuesto a que alguno criticará la falta de base científica; y por
supuesto habrá quien diga que eso son gilipolleces).
Para todas estas personas, solo os
digo: todo esto que digo no lo digo solo yo. Está cada vez más documentado y
comentado por muchas personas y colectivos en diferentes contextos. Y hacer una
crítica a ese sistema, que en muchos casos ha permanecido invisibilizado porque
se consideraba algo "natural", es lo que hace el feminismo.
Por eso, feminismo no es lo contrario
que el machismo. El feminismo no mata. El feminismo combate el
machismo. ¿Resulta incómodo hacerse preguntas sobre privilegios
sociales que tú no ayudaste a construir? ¿Te sientes atacado si se te atribuyen
problemas que crees que no fomentas? Lo siento, esa incomodidad nunca será
comparable con la diferencia en los porcentajes de agresión sexual que sufre
una mujer en comparación con la que sufre un hombre.
Feminismo contra machismo no es mujeres contra hombres
En medio de la polémica, Jeremías Pérez
editó un vídeo titulado " ¿Quién es Álvaro Reyes?",
en el que alguno de sus amigos y "estudiantes", aparecen hablando de
él y defiendo su figura. El vídeo termina con Álvaro diciendo: "Jamás he
sido un machista (...) No he tratado de hacer apología del acoso sexual".
Al margen de lo difícil que sea que intente defender eso una persona que agarra sin su consentimiento a otra
persona para besarla y defiende eso como técnica de seducción, o que
soslaya los
pasos previos a una violación enmascarándolo en otra de sus
"técnicas", me gustaría detenerme en las frases de una de las chicas
que aperece en su vídeo. Ella dice " Álvaro me hizo sentir protegida
(...) Me pareció un chico super-caballeroso".
Algunas de las claves del concepto de
caballerosidad (no todas, podría decirse, no sin debate, que hay algunas que
responden a la simple cortesía o buena educación) responden a una idea
normativa de lo que un hombre heterosexual debe ser: un macho protector.
Además, la caballerosidad se fundamenta en un paternalismo según el cuál dicha
protección es necesaria porque la mujer es débil.
Esa asunción de debilidad (fragilidad,
delicadeza, etc.) ha sido permanentemente usada para minusvalorar a las mujeres
en contextos que nada tienen que ver con la violencia pero que al final, son
violentos por los estereotipos que representan. La frase de Cañete es prueba de
ello. El lado oscuro de la caballerosidad. "Soy más fuerte que tú, tú eres
la débil". Pero como demuestra el vídeo de Álvaro Reyes, esta asunción de
macho/fuerte y mujer/débil no es única y exclusivamente algo de hombres. Las
mujeres que avalan declaraciones como las que ha hecho Cañete, una de dos, o
son unas hipócritas o son unas machistas. Y por más que nos duela reconocerlo,
la madre que protege a su hijo varón y lo exime de hacer las tareas del hogar y
que deja que sean sus hermanas las que lo hagan "porque así como se ha
hecho siempre", también está incurriendo en un comportamiento machista.
Así que, existen mujeres machistas y, ¡oh!, también existen hombres
feministas.
Hombres feministas
Esta no es una lucha solo de mujeres.
Si realmente queremos ver cambios sociales significativos (y siguiendo aquella
máxima de Ellen Burstyn, pero dedicada a las
mujeres) los hombres heterosexuales tenemos que reprogramarnos
(" Hombres, en
serio", de Silvia Nanclares). Afortunadamente,
esto ya no es una novedad. Es cada vez más común encontrar a hombres
heterosexuales que están esforzándose por deconstruir y reconstruir su
masculinidad y hay grupos que lo están trabajando (podría crear una
lista de iniciativas si me las sugerís en los comentarios, gracias de
antemano). Pero como aviso a navegantes: la realidad resultante será más
compleja y no exenta de contradicciones. He conocido a hombres que militaban en
movimientos sociales y usaban el femenino genérico (como gesto de apoyo a las
luchas feministas) y después eran personas tremendamente celosas. He conocido a
alguna mujer feminista que incurre en cierta clase de matonismo digital cuando
se trata de desprestigiar a alguien que no entiende el feminismo. Por supuesto,
este matonismo digital nunca será nada comparable con lo que el machismo
analógico es capaz de hacer.
También he conocido a muchos hombres
heterosexuales que para justificar nuestra dificultad para tocarnos mutuamente
en contextos sociales, usaban la homosexualidad como broma para poder realizar
esos tocamientos sin sentirse incómodos. Yo mismo incurro a veces en
comportamientos machistas sin darme cuenta porque forman parte de una
heterosexualidad que nos es prácticamente impuesta como modelo desde que somos
pequeños. Es decir, no va a ser fácil.
Pero lo que es evidente que somos los
hombres heterosexuales los que más tenemos que trabajar en nuestra
reprogramación. Y necesitamos ayuda. Necesitamos espacios para repensarnos
conjuntamente para no construir la nueva masculinidad desde la culpabilidad,
sino desde la responsabilidad. Hombres, vamos. La reprogramación será
feminista, o no será.
Aprendo feminismos de
Hoy en día existen muchas personas y colectivos
de los que pueden aprenderse de feminismos. Yo he aprendido y sigo aprendiendo
mucho observando, leyendo y siguiendo las reflexiones de gente como Sofía Coca,
Carolina León, Elena Cabrera,
María PTQK,
Irene G. Rubio, @feministesindignades, @pikaramagazine, la
producción de textos sobre feminismo en
Diagonal, #copylove y un largo
etcétera que en sucesivos posts iré aludiendo porque la red de feminismos es
amplia y muy potente.
En: http://www.eldiario.es/interferencias/Hombres-reprogramarse_6_261833833.html
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