No
os odiamos, os necesitamos más que nunca. Por desgracia, una opinión vuestra
como hombres, especialmente en ciertos ambientes, vale más que la nuestra. No porque
tengáis más razón, sino porque la decís vosotros. Aprovechadla. Usadla y difundidla.
No eduques machotes, tampoco sumisas.
No
enseñes a levantar la voz, tampoco a bajar la cabeza. No seas cómplice de la
desigualdad.
Cuando
estés en el bar con tus colegas y se hable de nosotras como meros objetos que
proporcionan placer, ten narices de cortarlo. ¿Tienes? ¿Le has parado alguna
vez los pies a alguno ante un comentario fuera de lugar? ¿Cuantas veces? ¿Una?
¿Ninguna?
Cuando
en vuestro grupo de WhatsApp se compartan fotos y videos de mujeres que no te
gustaría que fueran ni tu hermana, ni tu hija, ni tu novia, páralo.
No
hay huevos. No. No hay. Es muy probable
que cuestionen tu masculinidad (o lo que se entiende por ella) por rechazar
ciertos contenidos, pero al menos tú sabes buscar esa palabra en el diccionario.
Recuerda
que las cadenas de chistes machistas terminan en ti.
Sí,
ya sé lo que estás pensando. No es fácil perder la aprobación de los demás. Pero
mientras tú pierdes la aprobación, nosotras perdemos la dignidad y, por ende,
la vida.
Ya,
ya. Ya sé que es muy difícil remar a contracorriente y dejar de ser parte de la
manada. Bienvenido al club. Pero estas manadas son las que luego nos acorralan
a nosotras, en fiestas y no fiestas, hasta que sólo quedan nuestros restos.
No
os odiamos, os necesitamos más que nunca. Pero no hay huevos. Y nos duele en el
alma.
Jabel Akhdar, Omán.
Pásalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario