Iván Mazón
1.
Un apunte: el feminismo,
esa ideología radical de que las mujeres son personas.
EEl patriarcado,
en esencia, es un sistema por el cual un colectivo está supeditado a otro
debido a su género. Esto es, del gesto más sutil a la violencia más gruesa
la existencia de la mujer está validada en función de lo que es para el
hombre, de lo que el hombre denomina que es. El genio creador
puede cambiar el mundo con su arte y la musa sólo promueve los deseos de
ese genio existiendo en un determinismo pasivo y cosificante. Se perpetúa este
ciclo con la educación en el convencimiento de que así es como debe ser.
Más prosaico, cuando alguno dice “Todas putas, menos mi madre y
mi hermana” su madre y su hermana no salen mejor paradas que las
putas, puesto que al igual que ellas solo existen en función del que les ha
puesto nombre. Esta falta de ser persona en femenino del patriarcado promueve una
serie de utilitarismos hacia la mujer para impedir que sea dueña de sus
acciones, de su cuerpo, de su sexualidad y de su imagen. El feminismo trata de
evitar este sistema. Así, el feminismo no es el polo opuesto del machismo, del
mismo modo que la salud no es el polo opuesto de la enfermedad. Puesto que si
entendemos la salud como un estado de bienestar y la enfermedad como la falta
del mismo no existe un término medio entre salud y enfermedad. No hay feminismo
malo.
1.
Por qué sospecho que Mad Max
te hace salir del cine deseando amar
Con el argumento de “rebelión de concubinas
amparadas por heroína femenina” la película aprovecha para enmendar la plana a
los roles tradicionales del género. No se trata solo de que el personaje de
Imperator Furiosa represente la habitual mujer fuerte del género, (personaje
derivado de los Rape & Revenge de los 70 a las que se hace
referencia con un par de escupitajos a lo largo de la película), se trata de
que a medida que avanza la persecución su papel cambia de heroína
clásica en busca de paraíso a nueva heroína de una tercera vía, luego volveremos
a esto.
La película está plagada de detalles que subvierten el
patriarcado y su presencia en el cine: la mujer pateando el cinturón de
castidad en un símbolo de reapropiación de su sexualidad; la ausencia de
relación romántica entre ambos personajes heroicos; el perdón que conceden los
personajes femeninos al soldado novato (Nux), previamente negado por sus
“iguales”; el encuentro con las mujeres guerreras donde en una broma conceptual
con el resto del guión, una mujer desnuda e indefensa a la que hay que rescatar
es una trampa; o la concubina embarazada protegiendo con su cuerpo a Furiosa de
un disparo de Inmortan Joe, transformando lo que hasta entonces era su objeto
sexual favorito en un escudo repleto de identidad (la venganza de éste será
reducirla de nuevo a recipiente prescindible por debajo del valor de su hijo
varón). Hay quien puede opinar que pese a todo sigue habiendo doncellas para
ser salvadas pero le reto a encontrar otra película donde la inclusión de
supermodelos tenga tanta subversión argumental: son las mujeres que el hombre
ha elegido, las fantasías andantes de Inmortan Joe, antes de rebelarse
existían, en definitiva, en función del que les había puesto nombre. De
más significados igualitarios y del viraje de Nux (ese personaje que funciona
como reclamo emocional del convencer además de vencer) como pro-hombre se puede seguir leyendo en este árticulo de Noel Ceballos.
En fin, soflama o simplemente buena dirección, según la linea de pensamiento,
no puedo concebir a ningún hombre sintiéndose ofendido porque Mad Max 4
arremeta contra una sociedad formada por los peores vicios de la
contemporaneidad, sintiéndose más identificado (puñetera identificación en el
cine, por cierto) con los entes alienados de una ritualística jodida que con
los valores clásicos de virtud que derrocha Furiosa, solo porque sea mujer.
Pero los hay.
Ahora George
Miller y Almodovar comparten la radiografía del machismo
estructural.
Volviendo al discurso heroico y habiendo
establecido la sociedad corrupta, nos quedan los protagonistas: la película
tiene a dos arquetipos interactuando para subir la apuesta. Max es el prototipo
del anti-heroe funcionando por negación, un survivalista atormentado por los
fantasmas de esa huida de su responsabilidad reformista. Sus virtudes
heroicas involuntarias son tales que hasta es donante universal (alto
octanaje). Retomando las lecturas de El héroe de las mil caras, Miller
hará que Max se encuentre con la ocasión propicia para aceptar su destino
y enfrentarse a los fantasmas de su pasado (reveladora la escena en que llega
al camión y la película engaña al espectador -habituado al reclamo erótico
vacío- haciéndole creer que lo principal de la escena son las concubinas para
que acto seguido Max quiera agua y largarse, para él todo lo que no trata de
matarlo es empatía innecesaria). La otra figura heroica es la de Imperator
Furiosa, que comienza como heroína tradicional que posee un cúmulo de virtudes
derivados de una aparente utopía llamada “El paraje verde“,
paraíso prometido con el que se da inicio la rebelión y que, obviamente, para
que el personaje evolucione hace tiempo que está destruido. Este quiebro de la
tradición lineal que deja descolocada a la heroína será el punto de inflexión
para superponer la conciencia del cambio contemporáneo. No se consigue la
revolución refugiándose en utopías del pasado, es sumamente egoísta y
reaccionario. La voluntad de Furiosa para con su causa heroica es tal que en
ningún momento se plantea sus acciones, tiene una misión en la vida, actúa, es
verbo y acepta con una lealtad suma a todo el que actúe con ella (remarca la
identidad de ambos arquetipos la escena en la que Max se separa un momento
del grupo y ella, preocupada, pregunta qué hacer en caso de su tardanza, a lo
que Max con toda naturalidad y falta de épica responde que se vayan).
Ambos personajes se apoyarán mutuamente: el
cínico necesita una causa ajena para volver a creer en el cambio; la ingenua,
cuando pierde su voluntad ante la destrucción de su pasado, necesita la nueva
construcción que él propone indirectamente (Max lo llama “redención“)
para seguir luchando. La diferencia clásica entre Héroe y Anti-héroe se esboza
a la perfección aquí, él destruye lo malo, ella lucha por construir lo
bueno. Tras el pacto entre iguales que los reconducirá a un camino común
hacia la reconquista de la civilización corrupta (importante también en la
lectura de género) y que marca el tercer acto, ambos han cambiado, han
trascendido el arquetipo. Ya no son una figura heroica dispuesta a preservar el
status quo de una utopía-para-unos-pocos y un anti-héroe que
se refugiará en una felicidad íntima e individual. La suma de los dos
personajes, simbolizada cuando Max da su sangre para que ella viva, resulta en
un anti-héroe dispuesto por primera vez de manera voluntaria a empatizar
(la escena culmina con él diciendo su nombre) y a cambio, una heroína que renace
habiendo aceptado un liderazgo complejo, alejado de utopías y plural. Sin
diálogos explicativos, sin trucos efectistas, sin frenar el ritmo frenético ni
un minuto y con un discurso a través de lo que al espectador medio le gusta
llamar mal: “personajes planos“, Furiosa se ha convertido en una heroína
dispuesta a sobrellevar el cambio de un nuevo status quo. Ha sido
transformada en un nuevo modelo heroico que deja de seguir sistemas para crear
el suyo propio, sistema que puede que salga mejor o peor (ya volverá Max a
hacer lo suyo si la cosa no funciona) pero que por unos instantes consigue (al
tener una asociación tan directa en su lectura de género y avance social) una
emoción tan sincera en el espectador que le es muy difícil no salir del cine
con la sensación de haber sido sobrepasado. Atropellado por la noción de
que hacía mucho tiempo que no ganaban los buenos.
Fuente: https://patatillasunderground.wordpress.com/2015/05/18/una-persecucion-de-dos-horas-no-es-una-pelicula-es-frase-de-fracaso-educativo-pespuntes-y-circunvalaciones-despues-de-ver-mad-max-fury-road/