Ayer, a petición del alumnado de una de las asignaturas que imparto, hicimos un examen extraordinario antes de la convocatoria oficial.
Observando esas sesenta y seis cabezas inclinadas sobre la hoja de examen, me di cuenta de que me gustaría ir uno a uno y abrazarlos.Poderles decir que no se preocupen, que tendrán una buena vida, un buen trabajo y que la carrera que están estudiando posee múltiples posibilidades laborales.Evidente mente no lo hice. Sólo atisbaba una sonrisa de apoyo a quien levantaba la cabeza y me miraba.
La vida es dura y costosa, no siempre es agradable, pero en ocasiones, a penas en breves momentos, podemos mirar atras y ver el camino recorrido con la satisfacción de estar haciendo lo correcto.
Me gusta dar clases, me gusta el reto anual de convencer a un grupo de alumnos y alumnas de que el blanco, a veces, no es tan blanco, ni el negro es tan negro; y que en ocasiones debes funcionar sólamente con una paleta de grises.
Como me dijo una alumna días antes del examen: "Es que esta asignatura y como tú nos la das, resulta muy difícil porque nos hace pensar". En esta sociedad de consumo rápido, con esa educación memorística (comida rápida=educación rápida) de aprender y olvidar... La reflexión y los porqués, están denostados..... "¿Quien quiere saber las razones? A mí dámelo masticadito...."
Pero yo, erre que erre, empeñado en hacerles pensar, creo que a la larga, algunos-as lo valoran , y sí no, no me importa no voy a cambiar mi método, sólo sé que me gusta lo que hago y que llevo nueve años dando docencia universitaria..... ¡¡¡ Vamos a por el décimo!!!
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